Periodismo, cinismo y límites

El episodio de Jorge Yoma con Viviana Canosa, donde la conductora lo echó del programa a Yoma acusándolo de cínico, dio para todo tipo de interpretaciones. Sin embargo, como casi todo, son más las preguntas que me surgen que las certezas que me quieren imponer.
Empecemos por definir cinismo, obviando su significado filosófico original, que fue bastardeado con el tiempo.
Cinismo
1. m. Desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables.
2. m. Impudencia, obscenidad descarada.
Vemos, sin gran esfuerzo, que las acciones y doctrinas vituperables dependen de la visión de quien juzga esas acciones, que a menudo suelen mutar con el tiempo, con la cultura, y con la moral imperante en una sociedad.
Tomemos el caso del aborto. Para muchos será, sin dudas, una acción vituperable, por lo tanto quien se manifieste a favor será, también sin dudas, para él, un cínico.
Por el contrario quienes defiendan el derecho a abortar, verán cinismo en quienes se oponen.
Ambos se acusarán de cinismo mutuamente porque entenderán que el otro practica la “Desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables”.
Si aceptamos esto como válido, algunos podrá pensar que es un error, pasemos al punto del “deber” el “cinismo” y los “límites” del quehacer periodístico.
Antes debo aclarar, por si alguno no lo sabe, considero a Jorge Yoma como uno de los políticos más repugnantes de la historia argentina. Y también deben saber que no le guardo ningún respeto como periodista a Viviana Canosa.
Quienes alguna vez ejercimos la tarea de conducir un programa de radio, o realizar entrevistas, tenemos mínimamente la responsabilidad de saber a quién invitamos, a con quien conversamos, cual puede ser su postura general.
Si desconocemos eso nuestra labor periodística es, cuando menos, deficiente.
Si conocemos eso e igual estamos dispuestos a ejercer algo parecido al periodismo invitando a quien creemos deleznable, nuestra tarea no es echarlo cuando dice algo que no nos gusta o consideramos equivocado o nefasto, sino poner en evidencia todo eso, discutirlo, y que la gente que vea, o escuche, tenga la posibilidad de definir quien se acerca más a la verdad.
Si sólo permitimos que se digan las cosas que “nuestros límites” toleran no invites nunca a nadie que te podrá decir esas cosas. Y si lo invitaste, bancátelas.
El tener un programa para el ghetto propio es cómodo, digo lo que quieren escuchar, insulto a quienes insultarían mis oyentes o videntes, escucho pasivamente a quienes me caen bien y piensan como yo, y me afirmo en mis propias convicciones.
Las dudas que me surgen entonces son las siguientes:
a.- ¿Sabía Viviana Canosa quien es Jorge Yoma?
b.- ¿La libertad de prensa sólo vale cuando “mis límites” lo permiten?
c.- ¿Mis límites son tan claros, contundentes y precisos como para establecer que son los mismos límites que los del resto de la sociedad?
d.- ¿Si alguien me impone el mismo tipo de límites pero de sentido contrario lo aceptaría mansamente?
e.- ¿El periodismo debe servir a que quienes leen o escuchan tengan una sola visión?
f.- ¿Juzgamos a todos con la misma vara, o tenemos el cinismo hipócrita de hacer la vista gorda?
Todo esto me hace preguntar un programa donde va Milei y dice que no tiene que haber salud pública y al mismo tiempo expresa que si él hubiera sido presidente habría hecho millones y millones de testeos, y nadie le pregunta sobre la cínica contradicción de sus dichos.
Un programa donde muestran noticias de Inglaterra sobre la decisión de un niño de dos o tres años de cambiar de sexo y la conductora, sin aclarar que es en Inglaterra, dice “argentina prendida fuego”, o algo por el estilo.
Un programa donde cualquier invitado que se sale del molde del pensamiento de la conductora y los panelistas, es repreguntado por todos al mismo tiempo, y no le dan ni 2 minutos para que exprese su idea.
Un programa donde se entrevista a Macri extensamente, en calma, sin exabruptos, y se le rinde pleitesía, sin notar – a mi juicio – el cinismo de algunas de las respuestas de Macri.
Porque en definitiva, me parece, los límites que ponen algunos periodistas se basan en su propio cinismo.
Concuerdo.
Un director de Le Monde dijo alguna vez que que periodismo libre significa que en mi medio periodístico se debe publicar todo, aún lo que a mí no me gusta.
Como ya dije alguna vez: el problema no es Canosa, el problema son quienes la «admiran».