Violencia obstétrica y malos tratos en el SAMIC de Oberá

Lorena Roman (25) relata sus pesares, se quiebra al recordar el dolor y el maltrato, pero sobre todo la angustian las secuelas que su pequeño afrontará de por vida a raíz de la presunta mala praxis que padeció a manos de la profesional que la asistió en el parto.
Loan Marcelo Roman nació el 3 de agosto del año pasado en el hospital Samic de Oberá. Según el diagnóstico posterior, emitido en el hospital de Niños Ricardo Gutiérrez de Buenos Aires, al momento su nacimiento la criatura padeció una “lesión total del plexo braquial derecho”, anulando la movilidad del hombro, el brazo y la mano derecha. Asimismo, sufrió serias lesiones a nivel cervical.
Pero el drama no habría culminado con la presunta mala praxis y las secuelas permanentes, ya que el pasado 26 de febrero se registró un episodio alarmante y repudiable, tal como consta en la denuncia radicada ante la Seccional Quinta, con intervención del Juzgado de Instrucción Uno de Oberá.
“El 27 de febrero teníamos que viajar a Buenos Aires para la operación de Loan, por eso un día antes fuimos al Samic para que nos hagan los hisopados. A las 7 llegamos al hospital y en admisión no sabían nada. Les expliqué la situación, apareció un enfermero y me hizo pasar a un consultorio. Me dijo que espere, que enseguida me iban a atender. Pero pasaron tres horas, no me dejaban salir ni al pasillo y el bebé estaba inquieto”, detalló Roman.
Ante la demora y las complicaciones del caso, canalizó su malestar mediante un estado de Whatsapp comentando la situación. Nunca imaginó las consecuencias que acarrearía ese simple acto, tan cotidiano en tiempos de redes sociales.
Las amenazas
Minutos después de compartir el citado estado de Whatsapp, una empleada administrativa del Samic se acercó al consultorio donde aguardaba con su bebé y le preguntó qué estaba publicando.
“La chica parecía asustada y me pidió le muestre mi teléfono, pero le dije que no. Como a la media hora apareció otra empleada y me volvió a reprochar por mi publicación, pero más prepotente. Incluso, en su propio teléfono tenía la captura de mi publicación. Entonces directamente me sacó mi teléfono, borró los estados y varias fotos que tenía. Y me dijo: “vos tenés que cuidar lo que subís a las redes y lo que hacés. Tenés que pensar en tu hijo porque nosotros te estamos vigilando”. Me quedé helada. Me dio mucho miedo”, remarcó.
Perpleja por la situación que había vivido, Roman insistió con que hacía horas que estaba esperando el hisopado junto a su bebé, aunque no por ello apuraron el trámite.
Al respecto, mencionó que “recién a eso de las 11 nos hicieron los hisopados y, antes de irnos, volvió la mujer que me había amenazado y repitió que me cuide de lo que publico porque me vigilan y que piense en mi hijo. Salí con mucho miedo, no sabía qué pensar. Me fui llorando, pero después agarré coraje para hacer la denuncia porque fue muy feo lo que me hicieron pasar”.
Además, lamentó que desde hace varios meses viene reclamando por el Certificado Único de Discapacidad (CUD) que se emite en el nosocomio local, para lo que cuenta con el aval de certificados emitidos por el hospital Neonatal de Posadas y el hospital Gutiérrez.
“Los médicos que atendieron a mi bebé ya me dijeron que va tener una discapacidad de por vida, pero acá se niegan a hacerme el CUD”, reclamó.
El parto
Con relación a la presunta mala praxis que habría padecido su bebé, comentó que los controles previos al parto no arrojaron ninguna anormalidad ni se fijó una cesárea, a pesar de que el pequeño nació con cinco kilos de peso.
El 3 de agosto llegó al Samic con muchos dolores, ingresó por guardia y la ubicaron en el sector de parturientas. No dejaron que la acompañe su madre.
“Pasó un buen rato, me llevaron a la sala de partos y me decían que empuje fuerte. La partera me tocó y sintió que el bebé era grande, pero no sé por qué no me hicieron una cesárea. Pasó como una hora, no tenía más fuerza para empujar y sentía que mi iba. Me pusieron oxígeno; en eso sentí el estirón y la partera dijo: “la puta madre”, y le pidió a la enfermera que llame al doctor. Vino un doctor medio robusto, directamente se trepó encima de mí y empujaba mi panza con los codos. Me lastimó todo”, mencionó.
El recuerdo del parto se hizo mueca de indignación en su rostro. Un momento tan esperado para cualquier mujer, convertido en “una verdadera pesadilla”, según graficó.
Pronto notó que Loan no movía la mano ni levantaba el brazo derecho. Por recomendación de profesionales del mismos Samic iniciaron el tratamiento de kinesiología.
En la primera sesión el bebé no dejó de llorar y luego convulsionó. Fue internado y le suministraron un anticonvulsivo.
“Estuvo dos semanas internado y sólo dormía por la medicación fuertísima que le daban”, precisó la mamá.
Al ver que el pequeño no mejoraba solicitó el traslado a Posadas, para lo que tuvo que insistir mucho, recordó.
“Cuando conté cómo fue el parto, los médicos de Posadas se agarraban la cabeza. No podían creer y dijeron que hubo mala praxis”, agregó.
“Sufrió muchísimo”
Según los profesionales del hospital Neonatal, durante el parto al bebé le faltó el aire y habría padecido un paro cardíaco, lo que derivó en un soplo.
También explicaron que el citado anticonvulsivo fue mal prescripto, ya que el pequeño no convulsionó por una enfermedad, sino que padecía lesiones muy doloras, a pesar de lo cual le hacían kinesiología.
“Convulsionó del dolor, porque tenía fracturas, tendones y nervios cortados”, indicó la madre con evidente indignación.
Loan permaneció dos semanas internado en el hospital Neonatal, le curaron una lesión en la clavícula y le retiraron el anticonvulsivo.
En tal sentido, la progenitora subrayó: “Me dijeron que mi bebé sufrió muchísimo. El cardiólogo me dijo que el soplo podría ser por todo el sufrimiento que tuvo. Cuando me dieron el alta, la pediatra ni siquiera quería que me busquen con la ambulancia de Oberá por todo el daño que le hicieron a mi bebé”.
De todas formas, reconoció que a pesar de su mala experiencia en el Samic también hay médicos muy dedicados, como “el doctor Valdez, que es una gran persona y está haciendo mucho por mi bebé. Me consiguió el traslado a Buenos Aires para que le operen y hace el seguimiento. No tengo palabras para agradecerle”, valoró.
Sobre la intervención en el hospital Gutiérrez, explicó que “utilizaron tendón de la pierna para injertar en el hombro, pero ya me anticiparon que no va quedar bien. Tendrá una discapacidad porque ese brazo no va crecer como el otro. Me dijeron que fue una lesión gravísima que demandará años de tratamiento, viajes y operaciones”.
Grave lesión
Por estos días, y durante un mes más, el pequeño Loan debe soportar un yeso que le cubre desde la cintura hasta el cuello, incluyendo el brazo derecho, producto de la cirugía para la corrección de la lesión total del plexo braquial derecho.
El plexo braquial es la red de nervios que envía señales desde la médula espinal hasta el hombro, el brazo y la mano. Las lesiones en dicha zona se producen cuando estos nervios se estiran, se comprimen o, en los casos más graves, se desgarran o se desprenden de la médula espinal, según la bibliografía médica.
“Los médicos de Posadas y Buenos Aires me explicaron que ningún bebé puede nacer así, sino que fue producto de mala praxis. Yo sentí el estirón y la reacción de la partera, que enseguida llamó al médico. Es mucho el daño que le hicieron a mi bebé. También tuvo fractura de clavícula y lesiones cervicales. En los certificados está todo”, remarcó la madre del pequeño.
Y agregó: “Mi bebé nació con cinco kilos y tendrían que haber hecho cesárea. Después me escondieron las lesiones que tenía y recién en Posadas me dijeron la gravedad del caso”.
Por Daniel Villamea
fuente: Face de Daniel Villamea