Otra muestra más del poder de los amigos del poder

Eldorado. Desde hace muchos años los negocios inmobiliarios de quienes detentan el poder en la ciudad son moneda corriente: usurpación de terrenos, de viviendas, de espacios verdes y de espacios que figuran como delimitados para veredas que, por obra y magia de un muro ilegal, quedan dentro del terreno de funcionarios.

Todos estos sucesos no serían posibles si no contaran con la venia de un poder judicial que les brindara impunidad, sin un sistema catastral obsoleto y sin control, y sin la falta d escrúpulos de quienes, dicen, lo hacen todo por la gente.

El caso de la familia Bogado Zpevak es uno más en esa larga lista de desatinos judiciales que siempre, pero siempre, beneficia a los amigos del poder.

Mili Bogado y su esposo fallecido Acho Zpevak, compraron un terreno, hace muchos años, en Bº La Colina, sobre calle Nicaragua. Sobre ese terreno construyeron su vivienda y allí habitaron durante años.

Por motivos particulares decidieron mudarse y, en el año 2010, al encontrarse la casa deshabitada, deciden prestársela a Dora Florentín – vieja puntera del partido político de turno, antes el peronismo y desde hace varios años de la renovación – porque no tenía donde vivir.

En el año 2013, debido al crecimiento de los hijos del matrimonio le solicitan a Florentín que les devuelva la vivienda cosa a la cual se niega.

Finalmente en ese mismo año (2013) logran desalojarla y uno de los hijos del matrimonio Bogado-Zpevak se muda a la vivienda.

Pero como en Misiones y Eldorado todo funciona de acuerdo a los intereses de la Renovación – aunque algunos en otras notas escritas se olvidan de mencionarlo – Florentín inició una causa que, gracias a la venalidad de la justicia renovadora, avanzó hasta que se ordena un desalojo para el lunes 15 de marzo de la familia Zpevak de la casa que le pertenece y de la cual tienen toda la documentación que acredita dicha pertenencia.

Desde la familia Bogado-Zpevak manifiestan que no entregarán la vivienda, que tienen el apoyo de los vecinos del barrio que saben que ellos vivieron siempre ahí y les pertenece, e invitan a los habitantes de Eldorado a apoyarlos ya que, si se consuma la injusticia, cualquier otro vecino de la ciudad, estaría expuesto a un sistema judicial que tiene la venda corrida y sólo usa la balanza para pesar los intereses de a quién debe favorecer.

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