Pablo Delapierre: «67 días de prisión domiciliaria tuve que cumplir y no puedo salir del país»

El caso de Pablo Delapierre tuvo una enorme repercusión en los medios por las características de su ingreso a Argentina en abril de 2020. Intentó todo lo posible para ingresar legalmente y al no poder hacerlo anunció que lo haría de manera ilegal para entregarse inmediatamente a las autoridades.
Pablo es oriundo de la ciudad de Eldorado y el inicio de la pandemia, con el consecuente cierre de fronteras, lo sorprendió trabajando en Brasil.
“Yo estaba trabajando en el rubro gastronómico en Barra de Lagoa cuando se desató la pandemia y cuando las condiciones económicas empeoraron, en el estado de Santa Catarina se prohibió el transporte público de pasajeros, por lo que me era imposible llegar hasta la frontera en colectivo, y tardé más tiempo para llegar hasta la frontera entre Dionisio Cerqueira e Irigoyen”, contó.
Al llegar a la frontera los pasos fronterizos ya estaban cerrados por lo cual le negaron el ingreso. “Al darse esta situación presentamos una acción judicial para que me permitan el ingreso, pero la Justicia falló en contra y no podía ingresar a mi país. La única solución que me daban era que me trasladara hasta Uruguayana e ingresara por Paso de los Libres, de allí el gobierno argentino me trasladaría a Buenos Aires para cumplir la cuarentena, y después me podría marchar a Eldorado. Pero no tenía manera de llegar hasta Uruguayana y desde Irigoyen estaba a sólo 100 kilómetros de mi casa. Era ilógico que me trasladara tantos kilómetros cuando me podían dejar ingresar y hacía la cuarentena en Irigoyen o Eldorado para no contagiar a nadie”, expresó.
Y continuó: “Yo estaba varado en Barracao, ciudad lindante con Dionisio Cerqueira, sin poder ingresar legalmente al país, con nula ayuda por parte de Argentina en cuanto a mi sustento, y no me dejaron alternativa. Por eso anuncié que iba a ingresar por un paso fronterizo ilegal, sin hacer el trámite migratorio, y que me pondría a disposición de las autoridades. Durante esas semanas en Barracao desde las autoridades brasileñas tuve un excelente trato que no recibí de las autoridades de mi país”.
El límite entre Dionisio Cerquerira (Brasil) e Irigoyen (Argentina) es un límite terrestre de muy fácil cruce debido a la longitud que tiene.
“Muchos me decían que por qué no cruzaba ilegalmente, pero yo quería hacer las cosas bien, ingresar, que las autoridades supieran de mi ingreso, hacer la cuarentena necesaria (para eso mi padre había acondicionado un lugar en Irigoyen para que la pudiera cumplir) y no hacer nada fuera de la ley. Por eso anuncié que el 25 de abril, a tal hora iba a ingresar a Argentina, por tal lugar para ponerme a disposición de las autoridades”, remarcó.
Ese 25 de abril, al ingresar lo estaban esperando autoridades sanitarias y Gendarmería para proceder a su detención y para el cumplimiento del protocolo sanitario. A partir de su detención es cuando se produce otro hecho inexplicable.
“Ingreso a la Argentina en el momento en que lo había anunciado, y comienzo a realizar la cuarentena por si era portador del virus para no contagiar a nadie. A raíz de mi ingreso ilegal se me instruye una causa y mientras la causa se instruye me fijan una prisión domiciliaria que la cumplí en mi casa en Eldorado. Lo ilógico es que 67 días de prisión domiciliaria tuve. 67 días preso en mi casa por un delito que no quise cometer, sino que era la única solución que tenía. Quise ingresar por la aduana, no pude, hice una acción judicial, también me la negaron, anuncié cuando iba a ingresar para que fuera todo trasparente, y estuve 67 días preso. No entiendo cómo funcionan las cosas en Argentina”, se lamentó el joven.
La causa aún sigue abierta y el delito que se le imputa tiene una pena menor a los 3 años por lo que se le concede la excarcelación, pero allí no termina lo extraño de los procesos legales en Argentina.
“Cuando por fin pude salir me acerco al juzgado a buscar mi DNI y me informan que por la causa que tengo abierta tengo prohibido salir del país. Es más, me dijeron que si me acerco a una aduana o paso migratorio inmediatamente quedo preso. Entonces pregunto cuándo podría llegar a cerrar la causa y me informan que antes de mi caso, hay aproximadamente otros 400 pendientes de resolución. Es decir que, por años, no voy a poder salir de Argentina. Y yo, la verdad, necesito poder trasladarme a otros países por cuestiones laborales. Aquí está todo muy difícil, no se consigue trabajo, y el que se consigue te pagan muy poco, y si me sale una oferta laboral en otro país no lo puedo hacer. Es inexplicable. Siempre intenté hacer las cosas bien, nunca mentí sobre lo que pensaba hacer, no afecté a nadie, y sin embargo sigo sufriendo las consecuencias de lo que, prácticamente, me obligaron a hacer”, finalizó.