Eldorado. Robos callejeros, una modalidad que crece

Eldorado. En las últimas semanas se sucedieron una serie de delitos llevados a cabo en las calles de la ciudad. Arrebatos, motochorros y hurtos al paso se repiten.

El viernes 12 de febrero se conocieron dos nuevos casos de motochorros en la ciudad. Uno en calle Rivadavia, en Bº 20 de junio y otro en Bº Sarmiento en un robo a una veterinaria.

La modalidad de robos y hurtos en la calle, o llevado a cabo por motochorros, era una realidad desconocida, o con muy poca frecuencia, hasta hace unos meses en la ciudad. Sin embargo en los último tiempos se dan cada día con mayor frecuencia: autos que encierran a motociclistas para hacerlos caer y robarles la moto, robo de celulares a peatones desprevenidos por parte de motochorros y ciclistas, y en algunos casos con una violencia inusitada como se dio en el caso de Alfredo Bernal, trabajador de la CEEL.

Alfredo se retiró del cajero automático de un banco, se subió a su moto, y a los pocos metros una moto que lo seguía lo hizo caer. Una vez en el suelo lo golpearon y le robaron dinero, el celular, y un reloj. “Cuando salgo del cajero siento que detrás mío se desplazaba una moto, pero no le di importancia, y en el lomo de burro del km 10, siento que me dan una patada y me lleva hacia la vereda”, relató.

Los robos de celulares se volvieron casi diarios. Una joven de 18 años caminaba por calle Polonia cuando un hombre la atacó, forcejeó con ella, la golpeó y le robo el celular. Liliana, madre de la joven, exolicó la sorpresa de su hija: “Pensó que era un amigo pero después se dio cuenta que no y comenzaron a forcejear para evitar que se lleve el teléfono”.
Tras robarle el celular el delincuente sube a un auto (bordó) y se aleja del lugar.

A principio de enero una mujer caminaba por calle Capitán Nahuer (km. 7) cuando fue abordada por dos sujetos que se conducían en una moto. La mujer fue amenazada con un cuchillo, y le robaron su celular. Ramón M., de 19 y Leandro G. de 18 años, fueron arrestados por el hecho minutos después de realizada la denuncia por un operativo policial.

Una mujer caminaba por la calle Matienzo, en el kilómetro tres, cuando de pronto un joven a bordo de una bicicleta le arrebató el Smartphone y emprendió una veloz huida. Pese a que la joven lo persiguió, no logró atraparlo. El ladrón fue detenido, a un par de cuadras, cuando ingresaba a su domicilio, gracias al aporte de fotos y videos de personas que presenciaron el hecho.

Cinthya sufrió un intento de robo de su moto.
El hecho se registró en la intersección de las calles Kennedy y Arenales, a metros del ingresó al Barrio Guacurari. Cinthya maneja su moto cuando una camioneta la encierra para hacerla caer. Por una falla mecánica de la moto los delincuentes no la pudieron hacer arrancar y, ante los pedidos de auxilio de Cinthya, vecinos del Bº Guacurari asistieron al lugar haciendo que los ladrones se retiren si lograr su cometido.

La lista es interminable, sobre todo porque, pese al pedido de las fuerzas de seguridad, numerosos hechos no son denunciados.

Gustavo es uno de esos casos. “Yo caminaba por la calle Alemania, era como la una de la mañana, relata. De pronto se para una moto al lado mío y me pide el celular mientras me amenazaba con una pistola, o revolver, no sé porque no entiendo nada de armas. Mi celular era viejito, entonces le pedí que me dejara el chip. Se portó bien, cuenta riendo, me lo dejó sacar. No hice la denuncia porque no valía mucho el celular y aparte andá a ssber si lo encuentran”.

Susana tampoco hizo la denuncia. “yo salía de trabajar, no era tan tarde, tipo 9 y media, 10 de la noche, iba por la calle San Luis y llevaba la cartera en el brazo. De golpe siento un tirón y me arrancan la cartera. No tenía nada adentro. Hace mucho que las cosas importantes las llevo en el bolsillo porque caminar de noche en el Eldorado da miedo, no hay nadie y siempre pensé que me podía pasar”.

Gustavo coincide con Susana. “De noche las calles son tierra de nadie. No cruzás a casi nadie caminando. Antes de esto de la pandemia siempre te cruzabas con alguien, pero ahora a partir de las 10 de la noche hay muy poca gente. Y la verdad que te da algo de temor caminar. Pero bueno, yo para llegar a mi casa lo tengo que hacer. Casi todas las noches vuelvo a casa después de trabajar y muy pocas veces me crucé con un patrullero o con policías. Si eso me pasa a mí en las calles más o menos céntrica, ni me quiero imaginar lo que debe ser en los barrios más alejados”.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *