Raúl Sidders, cura sobre quien pesan denuncias por abusos y discriminación contra las mujeres, fue trasladado a la Diócesis de Iguazú

Se trata de Raúl Sidders, quien fue trasladado a principios de año a Iguazú, proveniente de La Plata, donde durante años fue director de la escuela católica San Vicente de Paul. Según varias publicaciones periodísticas pesarían sobre él una serie de denuncias de estudiantes de dicho establecimiento educativo por supuestos abusos cometidos en contra de su integridad sexual.

Por la gravedad de las denuncias, El Independiente Iguazú intentó ponerse en contacto con el obispo, Nicolás Baisi, quien de acuerdo a lo informado en la sede del obispado se encuentra de viaje visitando las parroquias de la Diócesis. Sin embargo, estando en la misma, tuvo oportunidad de intercambiar un breve diálogo con el cura Raúl Sidders, quien afirmó como propios los comentarios misóginos, reconociéndose como tal, pero negó las acusaciones de abuso. «Lo de misógino puede ser, pero lo otro -lo de los abusos- es delito y pecado y sobre eso no hay nada que resolver», señaló.

“Ustedes, las mujeres, lo único que saben es comer, dormir y coger” dijo el “padre Raúl” entre risas, mientras se presentaba a una de las divisiones del secundario en ausencia de la profesora. “Eso fue en el primer día de clases. Quedé impactada”, recuerda Antonia, exalumna del Colegio San Vicente de Paul de La Plata. Los exalumnos varones recuerdan al sacerdote del colegio como “Frasquito”, el cura que les hacía preguntas fuera de lugar durante la confesión y los obligaba a masturbarse para guardarse su semen en frascos. Esos testimonios fueron publicados por el sitio prensaobrera.com.

Según la misma publicación, estos espeluznantes recuerdos acerca de Raúl Anatoly Sidders fueron comentados por sus exalumnos años después de haber terminado el secundario. Los jóvenes recordaron que durante las confesiones el “padre Raúl” siempre preguntaba si se masturbaban, si lo hacían pensando en qué, y en caso de decir que no, les enseñaba a hacerlo, en especial a los varones. Antonia, recuerda que con las chicas siempre había tenido actitudes discriminatorias y denigrantes: “nos ninguneaba, nos decía que éramos gatos. A los varones no los trataba así, eran sus preferidos”.

Raúl Sidders prestó servicios en el colegio San Vicente de Paul desde el año 2002. Perteneciente en La Plata a la corriente más conservadora y reaccionaria de la Iglesia Católica, al punto de llegar a tener denuncias en el Inadi (Instituto Nacional Contra la Discriminación) en 2013, cuando en su programa televisivo Ave María Purísima, del que también participaban alumnos de su colegio, trató de “loquitas” y “yeguas” a las mujeres que se habían manifestado en Plaza Moreno frente a la Catedral platense contra de la violencia de género. Luego de este episodio el Arzobispado tuvo que dejar de emitir el programa. Para que no queden dudas, en otra emisión Sidders habían planteado que si existía una plaza llamada “Che” Guevara tendría que haber otra llamada Emilio Massera.

Ambas afirmaciones fueron confirmadas por Sidders a El Independiente Iguazú, que tuvo oportunidad de intercambiar un breve diálogo en la sede del Obispado de Iguazú, donde el cura se encuentra momentáneamente sin cumplir funciones, esperando su nombramiento como capellán del Escuadrón 13 de Gendarmería.

Antes de llegar al Colegio San Vicente, Sidders fue capellán de Gendarmería en Neuquén hasta el 2002, cuando desde ATE y organizaciones mapuches pidieron su expulsión por autoritarismo e invasión de tierras. Desde entonces fue asignado a La Plata, en la diócesis comandada por Héctor Aguer, quien le encomendó la capellanía del jardín de infantes San Bernardo, el colegio San Vicente de Paul y el Instituto de Educación Superior.

El mismo sitio cuanta la historia de Ana, madre de un ex alumno del colegio. «Juan no podía creer lo que comentaban los jóvenes acerca de las depravadas prácticas sexuales de Sidders. A partir de ahí, todas las piezas empezaron a encajar. Mi hijo fue a esa escuela desde tercer grado hasta tercer año del secundario. Yo noté cambios en su conducta en la preadolescencia, entre los 11 y 12 años. Se rateaba, se quedaba dando vueltas por el centro solo, no quería estar en la escuela. Tuve charlas con él, lo llevaba al parque para preguntarle qué era lo que pasaba, y él lloraba. Me decía que no le pasaba nada, pero lloraba. Decidí llevarlo a terapia, tuvo dos terapeutas distintas. Nunca pensé que pasaba algo en la escuela”.

Además, Prensa Obrera agregó: “Estando en tercer año, Juan le dijo a su madre que no quería ir más a la escuela, y dejó el San Vicente. Ana, al día de hoy, se lamenta. “Siento culpa por no haber podido ver lo que le estaba pasando a mi hijo. Con lo que contaron sus amigos no me quedó duda de lo que hacía. Una excompañera de trabajo, que fue al mismo colegio me contó lo que pasaba en el momento de la confesión, exactamente lo mismo que habían dicho los chicos en mi casa”.

Hoy, este sacerdote fue trasladado a principios del 2020 a Iguazú, donde forma parte de la cúpula de la Iglesia de la provincia, a punto de ser designado para prestar servicios otra vez como capellán de Gendarmería Nacional. “Aún peor, se encuentra haciendo obras en una iglesia donde funciona un comedor de niños, con quienes está en permanente contacto”, aclaró el sitio mencionado.

Fuente: elindependienteiguaú.com
Con información de Prensa Obrera y infoblancosobrenegro

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