Estrés y ansiedad. La consecuencia en los alumnos tras tres meses sin clases

La afectación de salud mental en las personas era presumible ante el repentino cambio de hábitos a los que todos debieron acomodarse desde el inicio de la cuarentena. Para los que tienen hijos en edad escolar o son docentes los inconvenientes fueron apareciendo de distintas formas. El aula se trasladó a la casa y las reglas cambiaron.
El Territorio salió a consultar a directores y referentes educativos sobre cómo la pandemia y el aislamiento, que en Misiones comienza a flexibilizarse, afecta en la comunidad educativa. Ansiedad, estrés, angustia y hasta abandono escolar son algunas de las primeras conclusiones a las que se arribaron.
“Tuvimos casos de alumnos con ataques de pánico y el equipo del gabinete psicopedagógico estuvo dando consejos de forma virtual y en algunos casos hubo que atenderlos o ir hasta las casas para dejarles la tarea, ver por qué no mandaban, muy buenos alumnos dejaron de tener contacto con la escuela”, se alarmó la directora Gladis Ledesma del Colegio Martín de Moussy.
“Así fuimos solucionando esas situaciones. Pensando estrategias para pasar esta situación de mucha angustia que tuvieron los profesores, los alumnos y la familia también. Hay una chica de 5° año que le dijo a la profesora que iba a dejar la escuela, son casos aislados pero no por eso sin atender”, agregó.
Fernanda Lenguaza, directora de la Epet 18 de Puerto Esperanza, había manifestado en entrevista reciente que para ellos “la parte emocional es de sumo valor, el profesor asesor es el que se involucra emocionalmente en todo lo que está sucediendo y es el que nos da el insumo para saber cómo seguir avanzando”. Así detectan el clima familiar en el que está trabajando el alumno.
El CEP 36 de Posadas, en tanto, se volcó a otra estrategia. Consiguieron aire en una FM y desde allí, una vez por semana, el director y la psicopedagoga de la institución entran en contacto directo con los chicos.
“Todo esto nos cambió la vida porque no estábamos preparados. Hay un sinnúmero de problemas con los chicos que no tienen internet o tienen un solo celular o no tienen netbooks porque se dejaron de dar en 2017. Pero fuimos amañándonos”, relató Luis Pedrozo, director de ese centro educativo.
“La radio fue el vínculo entre nosotros y el alumno y los padres. Y la psicopedagoga de la escuela manda consejos dando a conocer los problemas que puede tener el alumno o la familia. Ahora estamos más aliviados porque se distendió la situación pero los primeros meses que no podían salir era todo muy problemático y por consiguiente las dificultades que pasaban en la casa eran muchas”, explicó el docente.
“El impacto que provocó la cuarentena en nosotros fue abrupto. Vivimos en una sociedad donde hay mucha desigualdad económica. No se garantiza que un estudiante que no tenga conectividad aprenda de igual manera que los que sí la tienen”, opinó Micaela Scherocki, estudiante de Puerto Rico e integrante de la Junta Provincial de Estudiantes (Jupes) sobre la frustración para poder cumplir con las tareas.
“Hay preocupación al no saber qué puede llegar a pasar a futuro con la economía del hogar. Y también atravesamos un estrés constante al ir desarrollando las tareas y tal vez no comprender todas. El no relacionarse con nuestros pares juega muy en contra en el estado emocional de algunas personas”, añadió.
Por su parte, Florencia Olivera, estudiante de Santa Ana e integrante de Jupes, evaluó: “Emocionalmente esta etapa que estamos viviendo nos afecta bastante debido a que la realización de trabajos se hace dificultosa. Nos estresa el no lograr los objetivos que lográbamos”.
Gestionar emociones
María Inés Rebollo, referente de Educación Emocional en la cartera educativa, contó en diálogo con este medio que desde su área trabajan en capacitar a los docentes sobre cómo gestionar, regular y hablar de las emociones en esta época de aislamiento. “Todos vivimos una situación donde la incertidumbre nos puso en un contexto que no es cómodo”, indicó.
“Los estudiantes, porque los hemos entrevistado a varios, los que se sienten muy angustiados son los de 5° año. Sabemos que en esa etapa es cuando más se fortalece el vínculo afectivo entre ellos”, destacó sobre los jóvenes que están en el último año de escolaridad y no saben si podrán compartir lo que resta del año con sus pares, si tendrán fiesta de recepción o Estudiantina.
“Esta emoción de desencanto y tristeza que sienten, si bien son alfabetizados tecnológicamente, se dieron cuenta que la presencialidad también era importante. No tener esa presencialidad le genera muchísima angustia. Los chicos consultados, de secundaria sobre todo, dijeron que extrañan mucho la vida social de la escuela. Están siguiendo de forma online las clases pero no es lo mismo. Dijeron inclusive que quieren volver a encontrarse con sus profesores, los recordaron también a ellos”, detalló Rebollo que en su paso por la Legislatura misionera fue impulsora del proyecto de Educación Emocional.
“Y a nivel primario las maestras explican el trabajo intenso que tienen con las familias, porque hoy el escenario de la escuela se ubicó en la familia. Por lo tanto esta reubicación transitoria, pero que no sabemos hasta cuando durará, produjo un ejercicio multifacético por parte de los docentes. Si bien ellos pasan las tareas de forma virtual, el docente también se encarga de explicar a la familia de qué se tratan las tareas, entonces hay un doble trabajo. Pero nos dicen las familias que los niños quieren volver a la escuela. Hay una nostalgia muy fuerte por la presencialidad”, precisó.
Además relató que desde el área de Educación Emocional le sugirieron a los directivos que estén atentos a cómo se encuentra el clima emocional familiar. “Si la familia está bien, si están con algún conflicto. Siempre hablamos en la escuela de lograr un clima escolar favorable, ahora hablamos del clima familiar favorable. Hay que mirar y observar cómo se encuentra el estudiante, si está desanimado, eufórico, triste. No olvidemos que la familia es una caja de resonancia de todo: violencia de género, familiar, etcétera. La familia tiene que aprender a detectar esas emociones y ayudar a sus hijos en este momento”, explicó al tiempo que remarcó: “Tenemos que salir de la pandemia con una salud mental lo mejor posible”.
Encauzar sentimientos y empatizar con el otro
Marielle Mazo es psicopedagoga y está en contacto directo con docentes y alumnos. Desde su mirada profesional dejó algunos conceptos sobre el impacto del aislamiento.
¿Cómo influye en el aspecto emocional del estudiante y la familia?
Debido al aislamiento el tiempo de permanencia en los hogares aumentó. Eso impacta en el estado de ánimo y en los hábitos de las personas pudiendo producir varios estadios como ansiedad, estrés, aburrimiento, incertidumbre o poca tolerancia. Los factores estresantes aumentaron de un día para otro.
¿Qué recomendás entonces?
Debemos diferenciar las emociones que ocurren en todos más allá de la franja etaria y aquellas que pueden afectar con mayor fuerza en determinadas etapas evolutivas de la persona.
Podemos ver en los niños que, si bien pudieron sentir cierta alegría al principio por no tener que ir a la escuela, se ven afectados por no poder entablar un vínculo personal con sus docentes ya que fue muy poco el tiempo de contacto inicial. Por otro lado al no estar en contacto con sus compañeros la actividad física y lúdica disminuye, pudiendo aumentar el tiempo frente a diferentes pantallas.
Los adolescentes, posiblemente, son el grupo que más se ve afectado emocionalmente debido a que en dicha etapa de la vida la relación con el otro es marcada por el vínculo con sus pares y sus amigos. Este grupo es el que mayores manifestaciones de aburrimiento, hastío o rebeldía puede manifestar, ya que no tienen contacto estrecho con su grupo de referencia del momento.
Y hay factores que atraviesan a toda la familia en esta etapa, como ser la cantidad de tareas que en muchas oportunidades reciben los estudiantes para resolver en sus casas, afectando al adulto que debe guiar a niños o adolescentes. Es importante dejar claro que los padres en esta etapa son acompañantes de sus hijos, no son docentes, ya que muchas veces esta confusión genera gran ansiedad y angustia.
¿La incertidumbre económica influye?
Hay que considerar la preocupación de quienes vieron condicionados sus ingresos ante el confinamiento, si bien muchas actividades se encuentran habilitadas, la caída en los ingresos se limitó, no pudiendo cubrir las necesidades básicas en una familia. Esta situación no sólo genera nerviosismo en los adultos sino que afecta al vínculo intrafamiliar pudiendo generar una atmósfera cargada de referentes negativos, tanto para adultos como para los más pequeños. Es necesario apuntar hacia una comunicación asertiva para canalizar sentimientos y empatizar con los demás, poder pautar tiempos y rutinas ya que estar más tiempo en casa habilita a la confusión de horarios perdiéndose los hábitos cotidianos.
fuente: Esteban Bueseck – elteritorio.com.ar