EL MPL no retomará el dictado de clases si no se discute el conjunto de las problemáticas educativas

Días atrás se llevó adelante una asamblea virtual abierta que contó con la participación de docentes de toda la provincia y de representantes autoconvocados, donde conversamos acerca de la situación que venimos transitando. Allí reafirmamos una vez más que se revela con particular crudeza las carencias y las desigualdades del conjunto del sistema educativo preexistentes a la pandemia, lo que obliga a abordar las cuestiones de raíz.
Contrariamente a la actitud complaciente de la mesa sindical amiga de la patronal que se apresura en discutir obsecuentemente “protocolos de retorno”, señalamos que estamos ante un momento trascendental donde no se puede pensar exclusivamente en ello obviando el carácter del contexto que transitamos. Por ello consideramos que este mentado protocolo debe desprenderse del pliego de reivindicaciones que motivara nuestra lucha a principios de año: salario, infraestructura escolar, condiciones de higiene y seguridad de docentes, porteros/as y cocineras/os. A ello hay que agregar la discrecionalidad en las licencias y la indefensión de suplentes sin cobrar o directamente desocupados, la situación de docentes en edad de riesgo, la de las escuelas técnicas que aún no tienen edificio propio y que debe preverse lo concerniente a actividades de taller y prácticas profesionalizantes, superpoblación de las divisiones, entre otras. Y no es un tema menor, que además de la situación sanitaria de nuestro país, es esencial monitorear lo que ocurre en los países vecinos, especialmente Brasil. Entonces, desde ya, planteamos que mientras no se discuta la integralidad de estos temas NO HAY CONDICIONES PARA EL RETORNO A CLASES.
Al mismo tiempo, se volvió a insistir en que sigue siendo cuestionable la idea de “continuidad pedagógica”, noción que ha instalado el teletrabajo como modalidad. Rechazamos de plano toda iniciativa vinculada a ello, sosteniendo que las herramientas digitales son auxiliares muy importantes que jamás deben ser la razón de ser del acto educativo.
Por otro lado, cuestionamos severamente las estadísticas oficiales que intentan equiparar “conexión” con “aprendizaje”, y que por el contrario siguen exponiendo las inmensas carencias de conectividad y de herramientas tecnológicas de la mayor parte de la comunidad. En ese sentido, por estas horas se confirma un diagnóstico que veníamos haciendo acerca del desgranamiento y la deserción escolar, que han de profundizarse en este marco. Cuando se obra con apriete y con presiones para que los docentes respondan a lo instituido cual si hubieran actividades normales, llevando inclusive a poner en riesgo su salud y la de su familia al exponerlos o generando situaciones de estrés psicológico con altísimo riesgo, cuando lo único que importa son los fríos números en una planilla de cálculo, el golpazo de realidad es éste. El sujeto a cuyo fin se dirige el acto educativo, el estudiante, queda sometido a los caprichos y las contradicciones del gobierno: ahora serán ellos quienes tendrán la responsabilidad de velar por la continuidad o no de sus compañeros/as.
La naturalización de las situaciones y la inercia nos han de llevar por camino muerto. Ante ello, instamos al conjunto de los y las trabajadoras de la educación a hacer un balance de nuestra situación, mantener viva la llama de nuestros reclamos que cobran más vigencia que nunca. Centrarnos en fortalecernos como colectivos resistiendo la operación de diversos grupos que presionarán para que retornemos desatendiendo la totalidad de nuestras denuncias que hacen a lo más elemental: preservar la vida del conjunto de los actores de la educación.