«El estado de excepción y el exceso de estado» por Gustavo González

Desde el inicio de la Pandemia, todo el arco político se encolumnó detrás del Presidente -el Gobernador en nuestro caso- respaldando las medidas que día a día se fueron tomando.
La conferencia de prensa con Rodríguez Larreta, Kicillof y Morales -que ya parece tan lejana-, fue percibida por la mayoría como un gesto de madurez de la política nacional que no dejaba margen a dudas: cuando el interés nacional está en juego, todos debemos deponer mezquindades sectoriales para contribuir a constituir la unión nacional.
En la Provincia de Misiones desde nuestro de Partido solicitamos al Gobernador que convoque a la oposición para integrar un Comité de Crisis que se tradujo, hasta ahora, en una reunión virtual del Gobernador con los diferentes Presidentes de Bloque de la Cámara de Representantes.
Pero parte de esas buenas señales se empiezan a diluir cuando el Presidente trata de miserables a algunos o cuando aparecen sobreprecios en la compra de alimentos.
En nuestra Provincia, la noticia que involucró a un Secretario de Estado, a un ex Gobernador y una patrulla virtual de la Policía debido a la supuesta divulgación de una fake news, más allá de los golpes bajos y la disputa de poder que evidencia puertas adentro de la Renovación, nos debe servir como ejemplo para poner el acento sobre la necesidad de que el orden institucional debe funcionar, aún como más ahínco, en los momentos más excepcionales.
Detenciones y allanamientos por compartir en una red social la convocatoria a un cacerolazo y la Policía de la Provincia actuando casi como censores de las opiniones de cada individuo, con un Poder Judicial prácticamente sin actividad y un poder Legislativo en receso, al menos colisionan con principios republicanos como los establecidos en el artículo 12 de nuestra Constitución o el 19 de la nacional.
Condenamos la divulgación de noticias falsas y el que las genera deberá hacerse cargo de las consecuencias, pero tengamos en cuenta que la principal herramienta para evitar que pululen es que el Estado cumpla con su responsabilidad de informar de manera veraz y eficiente.
Sin dudas que ahora, como luego de superado el punto más álgido de la crisis, habrá que tomar medidas económicas, sociales, educativas y de la más diversa índole, cuyo éxito dependerá mucho del conceso social que se logre. En esa instancia, no alcanza solo con el partido que gobierna. Necesitaremos un Estado en permanente diálogo con los demás sectores, convocando a espacios políticos, científicos, académicos, para diseñar políticas públicas para afrontar desafíos novedosos de lo que muchos avizoran como un nuevo orden mundial.
Las medidas que deban tomarse deberán pasar por el tamiz de las instituciones para evaluar su razonabilidad y legalidad. Los mecanismos de contralor de las acciones que se tomen deben seguir funcionando. Ese rol únicamente la política lo puede garantizar y debe ser un aporte en un tiempo de tanta incertidumbre.